Logrará Juan Manuel Santos que Hugo Chávez le pague hasta el último centavo de los 800 millones de dólares que debe a productores colombianos y le envíe hasta el último de los guerrilleros de las FARC y el ELN que actúan, se camuflan o entrenan en territorio venezolano?
Y Chávez, cómo recompensa al pago de todas estas facturas: ¿logrará que Santos extradite a Venezuela al narcotraficante valenciano de origen árabe, Walid Mackled, evitando, por esa vía, que las pruebas que dice tener sobre la complicidad de altas autoridades del gobierno chavista con el narcotráfico y el terrorismo internacional salgan de casa, y queden como en familia y en las redes de los cuerpos de seguridad, fiscales, jueces y magistrados militantes de la revolución?
Dos preguntas cuyas respuestas, creo, dependen de la capacidad e independencia que tengan cada uno de los presidentes para cumplir sus compromisos, ya que, lógicamente, no se trata solo de decisiones que ni siquiera en el caso de Chávez puedan tomarse ignorando el entorno que los rodea, y sin analizar los costos que significaría darlo todo… para quedarse sin nada.
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